El Burdel Metafísico tiene lleno total, en la barra no cabe ni un alma más y menos acompañada de escudo y espada, pues en este lugar de noche eterna un grupo de espartanos decidieron visitarnos para celebrar su victoria.
La fieras heridas de batallas interminables, los músculos salpicados de sangre y las capas desgarradas junto con los cascos rotos fue lo que menos impresionó a nuestras señoritas de Avigñon de estos bien formados hombres, lo logró algo más poderoso y evidente: la fuerza, la fe y la entrega hacia ideales que eran tan tangibles que sólo necesitaban ser evidenciados ante todos aquellos que no pudieran percibirlos, por carecer de la fuerza de espíritu necesaria.
Y entre flechas que cubren el Sol y batallas que serán recordadas por siempre, nuestros arrabaleros, Iván y Julio, aprenden unas cuantas tácticas de guerra que les servirán no sólo para abrirse para llegar al baño sino también quizás para algún día dejar de ser efímeros mortales.
